martes, 7 de junio de 2016

4 reglas de oro sobre el uso de la tecnología para el #iurisobri


¡Hola de nuevo a tod@s!

Si pasas por aquí alguna vez o me sigues en twitter, seguro que me habrás escuchado hablar del #iurisobri y sus peripecias. Soy una de esas tías orgullosas que no paran de divertirse y comentar las cosas que le van sucediendo a su sobrino: desde sus ingeniosas respuestas hasta sus tropiezos o minigrescas con sus padres. Reconozco que verle crecer es una de las mejores experiencias que me ha brindado la vida aunque también es verdad que, a veces, me encuentro un poco sobrepasada por lo espabilado que es en general. No son pocas las veces en las que me olvido de que es un niño, sobre todo cuando le escucho pronunciar palabras en inglés o cuando veo que coge mi tablet y la maneja como si llevara con ella toda la vida. 

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En relación con el uso de los dispositivos (tablets, móviles...) intento aplicar a rajatabla mis propios consejos, aunque es verdad que a veces intento ser un poco más flexible y darle cierta libertad. La ventaja de ser tía es que renuevo mi paciencia continuamente (en contra de lo que les pasa a sus pobres padres, que tienen que lidiar con él cada día 24 horas), por lo que puedo ser más racional en mis decisiones y no tengo la presión que conlleva ser responsable de una personita 24 horas 7 días a la semana (papis, os admiro muchísimo).


Mis 4 reglas de uso de la tecnología son las siguientes:



niños, tecnología, menores, TIC, privacidad, uso sano- Regla número uno: "Mi móvil no se toca".

No, no es que no me fíe de que lo vaya a romper: la cosa tiene su miga. Abrir el campo de dejarle jugar con mi móvil implica que pase a la lista de "recursos para su disfrute" y eso no es bueno si, como procuro hacer, me lo llevo a dar un paseo para se relacione con el entorno. Si le dejo mi móvil para jugar, caigo en dos tentaciones: la suya de pedírmelo cuando se aburra y la mía de dárselo para cuando se ponga "pesado" (cosa que es verdad que no suele suceder). Así que, desde mi posición de tía, puedo permitirme este lujo, aunque entiendo que, desde la perspectiva de padres, resistir a la tentación de darle el móvil para que os deje un rato de tranquilidad es más complicado. 



niños, tecnología, menores, TIC, privacidad, uso sano- Regla número dos: "La tablet es "territorio comanche".

No he sido nunca de tablet nada más que para estudiar (era más cómodo cuando era Unediana llevarme la pila de apuntes de cada asignatura en ella en vez de ir por el metro como un sherpa) por lo que prepararla para que la use él ha sido sencillo. En la tablet no hay acceso a RRSS ni a email ni a nada más que lo básico que traía, algunos programas para leer documentos y las apps que le bajo para él. Procuro tener pocos juegos en ella, con el fin de que se aburra y él mismo tome la decisión de irse a jugar con sus juguetes (así me evito además estar con el cronómetro encima) y, además, suelo bajar juegos del mismo rollo: uno de carreras por darle "esa licencia" (que le gustan mucho), un par educativos (ahora mismo tengo uno de sumas y otro de vídeos para niños subtitulados en inglés) y poco más. Obviamente, antes de dejarle jugar con ellos, me paso un tiempo viendo de qué van, para verificar que no le van a saltar cosas que no deba ver (malditos pop ups comerciales y de "otro tipo"). Además, la cámara está tapada para que no pueda hacerse selfies (esta última guerra la tengo más complicada de ganar porque le encanta mandarle fotos a la abuela, sobre todo), pero bueno, seguiré peleando contra las ganas de la abuela por verle 24 horas al día y las suyas de darle ese placer.


niños, tecnología, menores, TIC, privacidad, uso sano, privacidad- Regla número tres: "Aprender a cuidar  de su privacidad".

En relación con los juegos, una de las cosas que más me preocupan es que aprenda a preservar su privacidad: no son pocos los juegos que piden que el niño meta algunos datos (así, inocentemente), tipo: nombre, edad, gustos... siempre con la excusa de "mejorar la experiencia" (como las cookies). El otro día, jugando con él a uno de esos juegos, saltó el aviso que le pedía el nombre y los apellidos, el pobre #iurisobri iba directo a meterlo cuando puse mi cara de disconformidad, cara que ya conoce muy bien, por cierto, y me preguntó: "tía, ¿puedo meter el nombre?". Mi respuesta fue: "si salimos a la calle y un desconocido te lo pregunta, ¿se lo dirías?"
El pobre #iurisobri me miró extrañado y me dijo: "no", y entonces le dije: "pues esto es lo mismo, pero el desconocido esta vez está dentro de la tablet". Le propuse una solución: "cada vez que, jugando con mi tablet o con otro dispositivo te pregunten cosas como tu nombre, tu dirección o el nombre de tus papás, vamos a meter nombres en clave, como animales o personajes de dibujos animados". Le encantó la idea y la aplicó. Lo que pretendo es inculcarle un cierto sentimiento de protección de su privacidad, pero adaptado a él para que lo entienda y lo vea como algo normal. 



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- Regla número cuatro: "Con la tecnología no sólo se juega: también se trabaja y se estudia"

Creo que pasa en general, pero lo vi en el #iurisobri  y se me encendió la lucecita de alarma. El tema es que l@s peques nos ven continuamente con el móvil en la mano, con la tablet o con los portátiles y del tiempo que los usamos, seamos sinceros, la mayoría lo invertimos en el Whatsapp, en hacernos fotos y compartirlas en Twitter, Facebook, en jugar o ver vídeos y demás. El problema que le veo a esto, es que trasladamos indirectamente la idea de que este tipo de dispositivos son exclusivamente de uso lúdico, y ese puede ser un error terrible. Siempre hay que tener presente que son herramientas que pueden servir para muchas cosas, entre ellas: para estudiar o trabajar. El hecho de que el #iurisobri me viera que estaba estudiando con la tablet, como antes comentaba, es un intento de contrarrestar aquella idea tan "peligrosa", pero me di cuenta de que necesitaba el mismo apoyo con el pc y que la mejor forma era regalándole uno especial para él, así que me fui a una tienda de juguetes y le compré un portátil de juguete muy básico (sin cámara ni conexión a internet) con juegos "de estudiar" para que practicara sumas, restas, lenguaje y hasta música. Cuando se lo entregué, la indiqué que era una herramienta de trabajo para él, igual que mi netbook lo es para mí, y le pedí que se lo trajera a casa para poder trabajar juntos. Desde entonces, cuando me ve con el netbook me pregunta que en qué estoy trabajando o que qué estoy estudiando y, cuando coge su pc, él mismo dice: "voy a trabajar como la tía", y coge su pc y se sienta conmigo "a trabajar".


En definitiva: estas son las reglas clave y trucos que rigen mi "modus operandi" con el #iurisobri y su relación con la tecnología; según va siendo mayor intento ir adaptándolas a él, pero siempre siguiendo la misma idea: La Tecnología es una herramienta y no un fin y aprender a cuidar de la privacidad es clave para el uso sano de los dispositivos. 

Y hasta aquí llega el post de hoy, espero que os haya gustado y que os ayude en la aventura de lidiar con l@s enan@s y las maquinitas, que no es fácil ;-).


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¡Que paséis una estupenda semana, lopder@s!



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