¡Hola de nuevo, querid@s lopder@s!
No son pocas las veces que me preguntan exactamente a lo que me dedico. Suelo responder, para que se me entienda más o menos, que a la LOPD, y generalmente el interlocutor suele reaccionar de dos formas:
1) Diciendo que la LOPD no la cumple ni Perry Mason, lo cual es una idea que me resulta, por una parte, frustrante y por otra, descorazonadora. Frustrante porque me hace pensar que mi trabajo no se toma en serio y descorazonadora porque pienso: "si crees eso y sigues regalando tus datos, es que es algo que no valoras". Y con esta segunda idea, vuelvo a la parte de la frustración y enlazo: No valoras tus datos = no vas a exigir a las empresas que se preocupen por este tema = me van a tomar por el pito del sereno= Frustración.
2) Afirmando con toda seguridad: "en mi trabajo/empresa no hay datos de nadie", tras lo cual mi respuesta suele ser: "¿no tenéis clientes?" y el ávido interlocutor suele responder: "sí, pero lo único que tengo es el nombre y el DNI, no tengo datos del banco, así que eso no cuenta". Mi cara suele ser una Oda a la Paciencia (la lucha por el nivel de seguridad de los datos bancarios empiezo a darla por perdida) , pero reconozco que, dependiendo de la situación en la que me encuentre y las ganas que tenga de hablar de trabajo, suelo optar o por empezar a decirle todos los datos los que sospecho que hay en su negocio o bien, vuelvo a eso de la frustración que os decía antes.
Una de las últimas veces en las que he tenido el gusto de hablar con un "ajeno" sobre LOPD me encontré con que le eché una chapa buena al pobre interlocutor planteándole un montón de situaciones sobre las que la protección de datos extiende sus ramas, y eso me hizo pensar en lo transversal que es esta materia. Este post va de eso: de la transversalidad de la protección de datos y de las situaciones en las que algo tan desconocido como esta temática tiene mucho que decir. Para ello, voy a tirar de los argumentos que he usado alguna vez, para darle un toque de humor tan característico en este blog y dar armas a mis compañer@s de profesión y de fatigas; para no extenderme mucho, me centro en los dos que más llaman la atención:
1) La LOPD y el Derecho Laboral.

Otras de mis "armas" suelen ser los temas de geolocalización (GPS en coches de empresa, por ejemplo) o los de los equipos (reglas de uso de los equipos de trabajo, ya sean móviles, portátiles, tablets...).
2) La LOPD y la Tecnología (así, en genérico).

Aplicaciones móviles/Páginas web/RRSS/Drones/Wearables
Comentaba hace un rato por twitter la cara de perplejidad que suelen ponerme cuando comento, así a la ligera, aquello de la necesidad de hacer unos textitos legales para sacar una app a la luz. Siempre suelo rematar con: "ya, ya sé que ni los miras ni aunque los busques los encuentras en las apps que descargas, pero DEBEN ESTAR". Formularios y mails de contacto, fotos de trabajadores (vuelvo al anterior punto y a este post que escribí hace un tiempo contando la Historia de Paco), las malditas cookies (si a estas alturas no sabes lo que son, te invito a ver mi política, donde he procurado explicar el concepto muy claramente y con el toque #iurisfriking) y los desconocidos web beacons...
3) La LOPD y la macedonia de frutas.

Como veis, la transversalidad es un rasgo clarísimo de la protección de datos, así que hacedme el favor de usar estas armas para que todo el mundo entienda que esta rama es importante y necesaria. Me haréis feliz y evitaréis situaciones de frustración mías (y de much@s compis) como las que os comentaba al principio.
¡A rebatir argumentos!
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