lunes, 2 de enero de 2017

Luces, cámara...Eusko-Acción.


¡Buenas de nuevo!

Retomo el blog en este segundo día de enero para hacer una parada que me lleva a un sitio al que le tengo especial cariño por dos motivos: 1) por la buena gente que conozco que es de allí y 2) por lo bonitos que son sus paisajes. Amig@s, hablo del País Vasco; sobran los motivos para querer a esa tierra, ¿no creéis? ;-)




El quid de la cuestión es que, por si no lo sabes, en el País Vasco la AEPD tiene una prima cuya actividad, aunque sea poco conocida para el gran público, no es nada desdeñable, y me ha parecido una idea fetén ponerle  euskoacento al blog para empezar el año con uno de sus trabajos. He elegido este Dictamen que habla sobre la instalación de cámaras en vehículos privados, ya que me parece un tema muy interesante y creo que puede ser muy ilustrativo respecto a la propia función "educativa" que los abogad@s que nos dedicamos a esto creo que debemos cumplir.


Hoy día prácticamente todo el mundo lleva una cámara en sus manos y, por ello, hay veces que nos creemos que somos una especie de mezcla entre un justiciero y un paparazzi. Esto precisamente lo comentó mi adorado Leiva en su conciertazo del pasado viernes en Madrid, cuando, al fin del mismo y antes de tocar "Lady Madrid", nos pidió a los asistentes que dejáramos los móviles en el bolsillo y disfrutáramos del momento como lo hacíamos antes de llevar estos aparatitos encima. Prometo que yo lo hice; no pongo la mano en el fuego por los demás (ni "jarta vino" XDDD). Bueno, la cosa es que ahora mismo es muy fácil creernos que somos el Sheriff de cualquier pueblo perdido por Texas y darle al record cuando vemos algo que no nos gusta (no son pocas las imágenes de acciones temerarias al volante que nos muestran en los informativos de vez en cuando, grabadas, eso sí, sobre todo en USA), por lo que es bueno que de vez en cuando nos paremos un poco a pensar no sólo en la dimensión jurídica del asunto, sino en la propia dimensión ético-filosófica de creernos Robocop. 


Bien, voy al tema que me enrollo...


Situación: Cámara en el salpicadero de un coche o en el casco de un ciclista. 

Finalidad: Grabar posibles infracciones de conductores con los que me cruce. El tiempo (y mi estado de ánimo o cabreo), dirán si esas imágenes acaban en comisaría o en una RRSS. 


A plantearse: vale, la cámara la utiliza una persona física, por lo que lo primero que nos viene a la mente es la idolatrada (y malentendida a veces) "excepción doméstica". El Dictamen de la AVPD hace un recorrido por normativa, sentencias y doctrina que han ido perfilando este concepto de actividad doméstica. Bajo mi humilde opinión, aquello de la excepción doméstica se pensó para los casos en los que, en las comidas familiares, el familiar de turno cogía la cámara e inmortalizaba el baile de la abuela para visionarlo a posteriori en las reuniones familiares. A estas alturas de la vida, las nuevas formas de comunicarnos (sobre todo las RRSS) han hecho que haya multitud de bailes de abuelas circulando por la red sin control. No parece que la excepción doméstica pueda seguir siendo el comodín de la llamada en los tiempos que corren. Básicamente por ahí van los tiritos en el Dictamen. Pero ojo al dato, puede pasar que grabemos el movimiento de caderas de la abuela (y esa  fuera nuestra única intención, palabrita) y, por casualidades de la vida, captemos también el momento en que un amigo de lo ajeno levanta la cartera al despistado paseante que cruza la calle en ese momento. El propio Dictamen recoge las palabras de uno de los trabajos del Juez Eloy Velasco sobre este tipo de casualidades de la vida:" ..las imágenes captadas sin estar previstas por operar la casualidad de producirse donde  se  tiene  y  usan  cámaras  que filman  lo  que  por  azar  ocurre delante  de  ellas, sobre  todo  cuando  acaba  de  empezar  a  ocurrir,  se  pueden  valorar  sin  apreciar  por ello  la  infracción  de  derecho  fundamental  ninguno  que  pudiera  declarar  nulo  el resultado probatorio obtenido”. Creo que está bastante claro el tema. ;-)



Os invito a leer el Dictamen ya que hace un buen recorrido jurídico por estas cuestiones, y lo hace con una claridad que es bastante de agradecer; yo para este primer post de 2017 quiero centrarme un poco en cuestiones menos puramente jurídicas y más puramente "profundas". Bajo mi opi, que suelo reiterar en no pocas ocasiones, nos estamos acostumbrando a hacer corrientes medidas que hasta hace poco sólo eran "extremas". ¿De verdad creemos que hacer de paparazzi va a evitar que el cabezabolo que te acaba de adelantar  en continua repita su acción unos metros más tarde por "miedo" a que tengas una cámara que grabe su animalada? Reconozco, por reminiscencias del Derecho Penal que estudié en la carrera, aquello de la Prevención General y bla bla bla pero no me parece que vivir en una Sociedad Orwelliana vaya a ser la solución a nada; al menos no a largo plazo. Lo que se conseguiría es vivir en un Estado de Vigilancia Permanente, en el que los ciudadanos cumplirían las normas no por creer en ellas, sino por miedo a las consecuencias. Desconfiaríamos del vecino, del compañero de trabajo, del pollero...lo cual recuerda a tiempos no tan pasados tristemente en este país y de los que algunos, afortunadamente, guardan Memoria. Para mí sería como un "ojo por ojo" en versión tecnológica; la versión TIC de aquello de "tomarse la Justicia por su mano". Las revelaciones de Snowden pusieron de manifiesto la existencia de unos mecanismos de vigilancia extremos y desproporcionados llevados a cabo por algunos Gobiernos; pues bien, si aceptamos llevar al extremo aquello de que "una imagen vale más que mil palabras", estaremos mandando a tomar viento fresco muchos de los principios que sustentan nuestros sistemas democráticos. ¿Merece la pena ponerlos en riesgo? A veces, mis querid@s lopder@s, las amenazas a lo que hemos construido con tanto esfuerzo, también vienen "de dentro", y no estaría de más plantearse defendernos de ellas como lo hacemos cuando vienen de fuera. 




Y hasta aquí llega el primer post de 2017. Os deseo un año de éxitos, sonrisas, momentos dulces y mucho amor. Eso sí, os deseo también que os olvidéis de la cámara para disfrutarlo, como dijo Leiva. Os invito a revivir el momento mágico que yo viví el viernes dándole al play aquí abajo ;-) 





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