Hola
a todos!
Mi
post de hoy es especial, ya que exactamente hace [PRIVATE] años, tal
día como hoy, la que escribe este humilde blog estaba viniendo a la
vida. Así es, queridos amigos, hoy, 23 de marzo, es mi cumpleaños.
Y para celebrarlo, qué mejor que un post hablando de una de las
cosas más peligrosas que hago en la vida: navegar por Internet. Mi
entrada de hoy habla de esto, de lo peligroso que es este acto tan
común que prácticamente todos hacemos a diario.A ver qué os parece:
Después
de unos días dando vueltas a qué era lo más peligroso que hacía
por internet, llegué a la conclusión de que la actividad que
desarrollo en la red y que además considero peligrosa es,
simplemente, navegar por ella. La mayoría de la gente piensa que
el máximo peligro a la hora de navegar por Internet es meter tu
tarjeta del banco y exponerte a que te desplumen (que vale, no tiene
ninguna gracia), pero si eso pasa,la solución práctica es más o
menos inmediata (cerrar la cuenta y pedir otra tarjeta, aunque te
despidas del dinero que tenías ahorrado). En contraposición a esto,
mis hábitos de navegación, las búsquedas que hago o, incluso, las
opiniones que emito en la red de redes, no sólo se quedan ahí casi
para los restos sino que además dan información sobre mí que
difícilmente va a modificarse en el tiempo. Los datos personales son
activos y lo que me gusta, lo que me interesa o lo que compro es el
rendimiento económico que dan mis datos personales y que para alguna
empresa puede suponer hacer el agosto del año. Los gustos no suelen
cambiar; en general, si tienes un hobbie no suele dejar de gustarte
de un día para otro, y hay pocas cosas que, actualmente, no estén
en venta detrás de las que no haya un empresario con ganas de
aumentar sus resultados del mes. Incluso aunque se anonimizaran los
resultados de búsqueda de cada terminal de conexión a Internet, los
resultados podrían tener varios ceros como resultado económico.
Si
en mi móvil he buscado sitios de venta de ropa de segunda mano
cercanas a mi casa dos veces en el último mes, seguramente ese dato
al tercero que me esté “siguiendo” no le dirá más que que me
gusta ese tipo de ropa clásica, pero si la misma búsqueda la
repiten otras cuatro chicas más, está claro que pensará que no es
mala idea poner una tienda de este tipo en mi zona, incluso aunque
los datos le lleguen sin nombres y apellidos y sólo recopile la zona
en la que resido. Antes, si me iba de compras y entraba en 14
tiendas buscando una falda verde, si no contactaba con nadie del
personal para preguntarle si tenían faldas de ese color, era
imposible que me pudieran asociar ningún tipo de interés en ese
tipo de producto. Claro, otra cosa es que el producto en cuestión se
hubiera puesto de moda porque lo llevase la famosa de turno y entren
otras 20 personas en cada una de las 14 tiendas preguntando por él;
en este caso, hasta el más ingenuo entendería que hay un interés
claro y que si pide 100 productos de ese tipo, los va a vender. Es
igual de extrapolable a si desde mi móvil llamo 5 veces a un
cardiólogo, si alguien me hace un cierto seguimiento, sabrá que, o
soy hipocondríaco o tengo problemas del corazón, por lo que ya
sabrá algo de mí que debería quedar en mi esfera íntima. Aunque
los datos sean anonimizados al 100% no pierden su valor, ya que si
veo que mucha gente se interesa por un producto determinado entrando
en la web oficial o buscándolo en la red, puedo tener por seguro que
las cosas en relación a ese producto van a ser un filón económico
en “x” tiempo.
La
conclusión que saco es que estamos abocados a un mundo
tecnológicamente globalizado en el que, si todo va como parece,, la
gallina de los huevos de oro serán listados con datos personales y
preferencias, gustos o aficiones de los ciudadanos que viajarán de
un lado a otro del planeta en busca del mejor postor.
Un
saludo a todos, que paséis buena semana y que esta primavera recién
estrenada nos traiga a todos muchos momentos geniales.
Pdt:
La idea de este post surgió de un trabajo que he hecho en estos días
para un excepcional curso de la UNED sobre Seguridad en la Red
impartido por dos eminencias: el profesor J. Díaz Cappa y el
Profesor Gabriel Díaz Orueta. La inspiración final vino de este
artículo que me encontré hace unos días navegando por la red:
http://www.genbeta.com/actualidad/que-dicen-los-metadatos-de-tu-telefono-sobre-ti-mucho-segun-este-estudio
Si me quieres conocer un poco más, puedes seguirme en Twitter: https://twitter.com/SMor84