domingo, 23 de marzo de 2014

Por mi cumple, me confieso: ¿Qué es lo más peligroso que hago en la Red de Redes?

Hola a todos!
Mi post de hoy es especial, ya que exactamente hace [PRIVATE] años, tal día como hoy, la que escribe este humilde blog estaba viniendo a la vida. Así es, queridos amigos, hoy, 23 de marzo, es mi cumpleaños. Y para celebrarlo, qué mejor que un post hablando de una de las cosas más peligrosas que hago en la vida: navegar por Internet. Mi entrada de hoy habla de esto, de lo peligroso que es este acto tan común que prácticamente todos hacemos a diario.A ver qué os parece:


Después de unos días dando vueltas a qué era lo más peligroso que hacía por internet, llegué a la conclusión de que la actividad que desarrollo en la red y que además considero peligrosa es, simplemente, navegar por ella. La mayoría de la gente piensa que el máximo peligro a la hora de navegar por Internet es meter tu tarjeta del banco y exponerte a que te desplumen (que vale, no tiene ninguna gracia), pero si eso pasa,la solución práctica es más o menos inmediata (cerrar la cuenta y pedir otra tarjeta, aunque te despidas del dinero que tenías ahorrado). En contraposición a esto, mis hábitos de navegación, las búsquedas que hago o, incluso, las opiniones que emito en la red de redes, no sólo se quedan ahí casi para los restos sino que además dan información sobre mí que difícilmente va a modificarse en el tiempo. Los datos personales son activos y lo que me gusta, lo que me interesa o lo que compro es el rendimiento económico que dan mis datos personales y que para alguna empresa puede suponer hacer el agosto del año. Los gustos no suelen cambiar; en general, si tienes un hobbie no suele dejar de gustarte de un día para otro, y hay pocas cosas que, actualmente, no estén en venta detrás de las que no haya un empresario con ganas de aumentar sus resultados del mes. Incluso aunque se anonimizaran los resultados de búsqueda de cada terminal de conexión a Internet, los resultados podrían tener varios ceros como resultado económico.
Si en mi móvil he buscado sitios de venta de ropa de segunda mano cercanas a mi casa dos veces en el último mes, seguramente ese dato al tercero que me esté “siguiendo” no le dirá más que que me gusta ese tipo de ropa clásica, pero si la misma búsqueda la repiten otras cuatro chicas más, está claro que pensará que no es mala idea poner una tienda de este tipo en mi zona, incluso aunque los datos le lleguen sin nombres y apellidos y sólo recopile la zona en la que resido. Antes, si me iba de compras y entraba en 14 tiendas buscando una falda verde, si no contactaba con nadie del personal para preguntarle si tenían faldas de ese color, era imposible que me pudieran asociar ningún tipo de interés en ese tipo de producto. Claro, otra cosa es que el producto en cuestión se hubiera puesto de moda porque lo llevase la famosa de turno y entren otras 20 personas en cada una de las 14 tiendas preguntando por él; en este caso, hasta el más ingenuo entendería que hay un interés claro y que si pide 100 productos de ese tipo, los va a vender. Es igual de extrapolable a si desde mi móvil llamo 5 veces a un cardiólogo, si alguien me hace un cierto seguimiento, sabrá que, o soy hipocondríaco o tengo problemas del corazón, por lo que ya sabrá algo de mí que debería quedar en mi esfera íntima. Aunque los datos sean anonimizados al 100% no pierden su valor, ya que si veo que mucha gente se interesa por un producto determinado entrando en la web oficial o buscándolo en la red, puedo tener por seguro que las cosas en relación a ese producto van a ser un filón económico en “x” tiempo.


La conclusión que saco es que estamos abocados a un mundo tecnológicamente globalizado en el que, si todo va como parece,, la gallina de los huevos de oro serán listados con datos personales y preferencias, gustos o aficiones de los ciudadanos que viajarán de un lado a otro del planeta en busca del mejor postor.


Un saludo a todos, que paséis buena semana y que esta primavera recién estrenada nos traiga a todos muchos momentos geniales.


Pdt: La idea de este post surgió de un trabajo que he hecho en estos días para un excepcional curso de la UNED sobre Seguridad en la Red impartido por dos eminencias: el profesor J. Díaz Cappa y el Profesor Gabriel Díaz Orueta. La inspiración final vino de este artículo que me encontré hace unos días navegando por la red: http://www.genbeta.com/actualidad/que-dicen-los-metadatos-de-tu-telefono-sobre-ti-mucho-segun-este-estudio



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